Análisis de Blacksad: Under the Skin

El nuevo título de Pendulo Studios aspira a una tarea nada desdeñable: adaptar el universo de Blacksad, la saga de tebeos creada por los españoles Juan Díaz Canales, en los guiones, y Juan José Guarnido, como dibujante. Blacksad, en sus cinco entregas – la última, Blacksad: Amarillo, vio la luz en 2013 – cuenta la historia del detective homónimo en una serie de aventuras y desventuras a lo largo y ancho del Estados Unidos de comienzos de la Guerra Fría. Si bien la premisa suena corriente, el universo en el que se ambienta lo es bastante menos: básicamente, «el girito» es que todos los personajes son animales antropomórficos. John Blacksad es un gato negro, y en sus pesquisas le acompañarían gorilas, rinocerontes, tigres, leones e incluso algún que otro reptil. Los animales se convertirán frecuentemente en alegorías del carácter, las aspiraciones o los problemas de los protagonistas. Si bien no es una idea nueva – que se lo digan a los japoneses, con obras tan populares como Fruits Basket – es verdad que da juego, y si algo demuestra el título que nos ocupa hoy es que el universo está construido de una manera lo suficientemente sólida como para que otras manos puedan toquetear y crear sobre él sin ningún problema. Para jugar al juego no hace falta haberse leído los tebeos en absoluto, puesto que se trata de una historia nueva y autocontenida.

Aun así, cabe destacar lo bien cogido que está el tono: en esta ocasión, en este Under the Skin, nuestro Blacksad es exactamente el tipo que recordábamos. Aunque puedan echarse de menos los lápices de Guarnido, el protagonista es inconfundible: cortado por el patrón del género negro más clásico, pero con pequeños destellos de una candidez y buena voluntad muy particular que le distinguen del estereotipo. La trama que le ocupa esta vez es la resolución de un caso de suicidio que parece tener más complicaciones de las que parece a primera vista. Para ello, Blacksad: Under the Skin hace uso de un sistema de aventura gráfica al estilo Telltale, repleta de opciones de diálogo y QTEs, pero con algún que otro detallito que recuerda a los primeros point and click del estudio. Es difícil no ver la marca de Péndulo en el juego, en el guión, en el ritmo; algunos de estos aspectos están bien cogidos y otros, la verdad, no tanto.

El juego arranca con una pantalla que nos explica que la experiencia es mucho mejor si utilizamos el mando, pero la verdad es que cuando lo enchufamos, si bien la cosa mejora un poco, seguimos sin terminar de sentir que los controles y los movimientos sean remotamente intuitivos. Nos moveremos en un entorno 3D en el que distintos objetos destacarán, y nos ofrecerán la opción de pulsar un botón para acercarnos y examinar más de cerca, en busca de pistas u objetos que nos ayuden con nuestras pesquisas. Ninguna de las habitaciones ni de las calles son demasiado grandes, pero Blacksad se mueve tan extremadamente lento que recorrerlas de nuevo cuando nos hemos dejado algo es extenuante en algunas ocasiones. A esto se le suma que a veces los objetos necesitan que estemos muy cerca de ellos o en una posición concreta para que nos permitan interactuar, y nos vemos metidos en un embrollo de movimiento ortopédico difícil de solucionar.

Leer más…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *