Análisis de Starfield – Un Fallout en el espacio lastrado por querer ser demasiadas cosas y no comprometerse con ninguna

¿Sabéis cuando un colega os dice que tenéis que ver una serie que no os está gustando particularmente porque en la séptima temporada se pone buenísima y es lo mejor del mundo? Me sentiría un poco como ese amigo si os recomendase de manera entusiasta jugar Starfield. En las últimas sesiones de juego de las casi ochenta horas que he dedicado a la aventura espacial de Bethesda he encontrado misiones que me han emocionado y situaciones que me han sorprendido, pero para llegar a ellas he tenido que transitar decenas de horas de otras actividades que no me han resultado, en absoluto, tan estimulantes. Starfield es un juego que ofrece muchas sensaciones mezcladas: una parte de la amplitud y de la profundidad que esperábamos está ahí, sí, pero otros aspectos de la jugabilidad parecen más bien a medio cocer, como si hubiesen sido un añadido de última hora o algo puesto ahí por compromiso. Sus contradicciones, sus asperezas y sus mecánicas peor pensadas o menos pulidas pueden pasarse por alto una parte del tiempo, pero también pueden llegar a frustrarnos de manera profunda cuando entorpecen de manera flagrante lo que queremos o necesitamos hacer. En el proceso de análisis de Starfield he tenido sesiones de juego de más de ocho horas en las que constantemente me he puesto excusas a mí misma para no dejar de jugar, prometiéndome hacer sólo una misión más; también he tenido días en los que he rehuido el momento de sentarme frente a la consola, lamentándome por no poder estar jugando a cualquier otra cosa.

Antes que nada, me gustaría señalar que he jugado la versión de Xbox Series X. A pesar de que sé que algunos de mis otros compañeros de la prensa española que han disfrutado de la versión de PC no han tenido apenas ningún problema técnico – más allá de algún pequeño glitch gráfico -, por desgracia esta no ha sido mi experiencia, ni la de algunos otros analistas que han probado el juego en su versión de consola. Quizás tuve mala suerte y me tocó el lado corto de la pajita, pero he experimentado varios bugs que me han hecho perder horas de progreso, algunas misiones que no he podido terminar por estos motivos y varias situaciones en las que he tenido que reiniciar la consola por cuelgues que no me permitían salir del menú o problemas que impedían el movimiento de mi personaje. El frame-rate, si bien se ha mantenido en los prometidos 30FPS la mayor parte del tiempo, oscila en ocasiones, especialmente cuando utilizamos el Quick Resume de la consola o nos enfrentamos a combates en los que hay múltiples enemigos. Mi experiencia ha estado marcada, en cierta medida, por estos problemas, pero tengo que decir, eso sí, que casi todos ellos han estado concentrados a partir de las veinte horas de juego: el inicio de Starfield está notablemente más pulido que el momento en el que realmente tenemos libertad para movernos por su mapa. A este respecto, Bethesda nos ha comunicado que hay en proceso un parche día uno que soluciona algunos de los problemas con el progreso y de rendimiento del juego, pero en el momento en el que publicamos este análisis, todavía no está operativo, así que no puedo aseguraros cuál será el estado del juego cuando llegue a vuestras manos. En cualquier caso, si podéis elegir parece más sensato escoger, al menos de momento, la versión de PC.

Starfield tiene un arranque modesto, un poco lento, en el que se nos va introduciendo poco a poco a algunas de sus mecánicas y conceptos. En los primeros minutos de juego, la vida de nuestro personaje queda marcada por el contacto con un Artefacto misterioso que reacciona cuando interactuamos con él, y que nos llevará a formar parte de Constelación, una organización semi-secreta que se dedica a estudiar este tipo de sucesos, y que está convencida de que ocultan algún tipo de verdad inimaginable por el universo. La misión principal, por tanto, se centrará en que busquemos estos artefactos por distintos lugares de la galaxia y descubramos, al final, qué son y cuál es su propósito. No voy a desvelar más, claro; pero, en ese sentido, la trama es bastante lineal, con apenas dos decisiones serias que tendremos que tomar a lo largo de las alrededor de treinta horas que dura, y sólo una de ellas tiene consecuencias reales sobre el final de la historia.

Leer más

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *