Análisis de Yomawari: Lost in the Dark – El juego de terror de NISA da menos miedo tras tres iteraciones

El género del terror depende en gran medida de mantener la sorpresa y el misterio; una vez el monstruo o el asesino deja de ser un elemento desconocido, cuando sus movimientos dejan de ser imprevisibles y pierden la capacidad de descolocar a la audiencia, es difícil replicar las sensaciones originales en sucesivas secuelas. Hay numerosas formas de afrontar este problema, aunque muchas pasan por cierto cambio de género: tirar hacia el terror o la comedia negra, crear material autoconsciente… Lo que es difícil es intentar repetir exactamente el mismo truco dos veces y pretender que tengan el mismo resultado; la repetición no se lleva bien con el terror, como demuestra el título que nos ocupa.

Yomawari: Lost in the Dark nos pone en la piel de una niña pequeña que sufre acoso por parte de sus compañeros de clase. Un día despierta en un lugar misterioso y otra joven le asegura que está maldita. Solo hay una forma de escapar del destino fatal que le aguarda en unas horas: recuperar sus recuerdos antes de que la madrugada llegue a su fin. Para ello tendrá que encontrar una serie de objetos asociados a su pasado… pero los espíritus que ahora acechan por su ciudad no se lo pondrán fácil.

La estructura es similar al de las otras dos entregas de Yomawari, centrada en la exploración meticulosa de una población rural japonesa a lo largo de una noche, sin una sola persona a la vista. Para encontrar los objetos clave, primero tendremos que obtener alguna pista de su ubicación (por ejemplo, un juguete para perros nos lleva al distrito comercial), porque si intentamos ir a una ubicación totalmente desconocida encontraremos un enorme espíritu que nos cortará el paso. De esta manera, pese a la gran escala de la ciudad y la cantidad de ocasiones para perdernos, se acota nuestro avance.

Leer más

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *