Análisis de Trackmania

Un remake de Trackmania Nations (2006) no sonaba como una idea descabellada que presentar al público general. Es verdad que ha llovido mucho desde el lanzamiento de este título – bastante querido, todo sea dicho, entre los fans – pero es que Trackmania es una saga que, en sus raíces, parece querer resistirse bastante al cambio. Su esencia arcade, nunca intentando ser realista sino siempre frenética, siempre divertida, incluso si puede a veces ser injusta, se ha mantenido sólida desde la primera entrega, y en parte ese es uno de los motivos por los que a día de hoy, sigue funcionando tan bien como entonces.

Lo que quiero decir con esto es que hay ciertos juegos que, llegados a cierto punto, ya no pueden hacerse mal. Sagas concretas que centran su evolución en añadir un poquito más cada vez, algo más de libertad, una fidelidad gráfica mayor, pero que se mantienen ancladas a sus raíces mecánicas, y que simplemente perfeccionan tanto su fórmula que es capaz de funcionar por sí sola, aunque el esfuerzo que haya a la hora de añadir novedades o mejoras no parezca enorme. Siendo muy directos: que incluso el peor de los Tetris del mundo es un buen juego, y incluso un Trackmania con una premisa un poco extraña tiene siempre algo reivindicable.

No creo que sea una mala decisión llevar un juego que se basa en un 50% en picarte con tus amigos, y en otro 50% en picarte contigo mismo a un modelo free-to-play caracterizado fundamentalmente por ser mucho más social. El modo gratuito de este Trackmania nos permite acceder a las funcionalidades principales: tenemos tutoriales, veinticinco niveles, y la posibilidad de guardar nuestro progreso y medir nuestros tiempos con otros jugadores de todo el mundo o de una región concreta. La suscripción estándar – diez euros por un año – nos da otras veinticinco pistas, con un total de cincuenta, además de permitirnos usar el editor de niveles (y compartirlos con otros usuarios) y participar en los desafíos diarios. Por último, el «acceso al club» – treinta euros al año – da opciones para usuarios más dedicados, como crear nuestros propios servidores, unirnos a equipos y demás opciones de juego colaborativo.

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