
Lo están promocionando como, por supuesto, el Battlefield más ambicioso de la historia, y quizá el salto generacional más grande hasta la fecha con partidas dinámicas de 128 jugadores (en PC y next-gen, los jugadores de PS4 y Xbox One tendrán que conformarse con 64 jugadores) y una ambientación en un futuro cercano que tiene toda clase de tecnologías emocionantes.
En realidad, lo que podría hacer que este Battlefield destaque no es el salto hacia adelante sino cómo DICE ha vuelto a lo que mejor se le da y está poniendo todos sus esfuerzos en ello. No hay campaña para un jugador. No habrá battle royale. Lo que habrá es, a primera vista, todo el caos, la impredecibilidad y la escala sin precedentes que conforman el corazón de esta serie y su mayor atractivo, subiéndole la intensidad a un nuevo máximo.
El trasfondo es un poco cursi, aunque inquietantemente realista: la crisis climática y la segunda gran depresión de 2022 llevan a la aparición de soldados sin estado ni alianza, y cuando un apagón global elimina todos los satélites y daña los sistemas de inteligencia el mundo se zanja en una guerra total entre Estados Unidos y Rusia en la que los soldados sin bandera se alinean con ambos lados.