Tras años evitando las acusaciones, G2A, compañía dedicada a vender claves de juegos digitales a bajos precios, ha reconocido haber vendido copias «obtenidas ilegalmente».
El reconocimiento forma parte de la intención de la compañía de lavar su imagen y demostrar su inocencia, un plan que ya le ha costado alrededor de 40.000 dólares.
El año pasado G2A intentó darle un giro a su imagen y atajar las preocupaciones por parte de los usuarios e industria de que no parecía importarle de dónde salían las claves que vendía en su tienda a precios tan bajos. Propuso una oferta por tiempo limitado en la que se comprometía a pagar a los desarrolladores diez veces el valor de los costes si se demostraba que habían vendido claves robadas de un juego en concreto.