Ah, el lenguaje… cuánta importancia tiene en nuestra vida cotidiana y qué poca atención le prestamos. Sabemos, aunque sólo sea de forma instintiva, que es una herramienta básica para comunicarnos con nuestros interlocutores y transmitir – unas veces con más acierto que otras – un amplísimo rango de mensajes. Sin embargo, y más allá del uso despreocupado que le damos a frases, chascarrillos y demás construcciones con las que intentamos transmitir ideas con poca trascendencia (”trae pan”), lo cierto es que las palabras tienen un gran impacto en todo aquello que nos rodea. Resultaría muy complicado, de lo contrario, justificar la existencia de los asesores de comunicación, unos profesionales que suelen medrar con especial soltura en el ámbito político pero que también encuentran un ecosistema fértil en los entornos corporativos. Así, recomiendan emplear términos asépticos tales como “Reorganización de la fuerza de trabajo” para evitar decir “despidos masivos” y así poder “cuadrar el balance” anual cuando lo que buscan es el crecimiento perpetuo de forma implacable.
Y aunque el mundo de ONE BTN BOSSES es, sin ningún género de dudas ficticio, los manierismos corporativos que en él aparecen son de un realismo, en ocasiones, escalofriante.
Desarrollado por el estudio independiente Midnight Munchies, ONE BTN BOSSES nos pone en el papel de El Piloto, la última e inexperta incorporación a las filas del indeterminado monstruo empresarial que servirá de eje narrativo de este título. A qué se dedica la empresa, qué bienes produce o qué servicios provee nadie lo sabe, pero lo cierto es que tanto su estructura como sus dinámicas están delimitadas en grado sumo, con lo que nuestro primer destino será, cómo no, recursos humanos. Cómo odio ese término.