Análisis de art of rally – La estética y competición más apasionantes del mundo de los rallies

Conforme las máquinas en las que jugamos han ido ganando en potencia, los creadores de videojuegos han estado cada vez más cerca de ese Santo Grial llamado «fotorrealismo». Con cada nueva generación hemos visto cómo aumentaba la cantidad de teraflops al alcance de los desarrolladores y, de forma paralela, el nivel de detalle en las imágenes que se desplegaban ante nuestros ojos. Esta evolución era especialmente visible en un género al que, por economía del lenguaje, me referiré como «los juegos de coches». Gracias al hecho de no tener que preocuparse de quebraderos de cabeza tales como animar expresiones faciales realistas o animaciones que resultasen naturales, los juegos de carreras podían centrar sus esfuerzos en representar carrocerías, neumáticos e interiores cada vez con más lujo de detalles. Pero, de un tiempo reciente a esta parte, esa eterna carrera para conseguir una representación que sea prácticamente indistinguible de la realidad ha visto nacer movimientos que van justo en la dirección contraria. Desarrollos que emplean las herramientas actuales para crear unas obras que no solo no persiguen imitar al universo que nos rodea sino que su objetivo es encontrar el genio en la sencillez. Bienvenidos, pues, al mundo de art of rally.

Desarrollado y publicado por Funselektor Labs, art of rally es una rara avis dentro de un género que, ya de por sí, se caracteriza por representar a una de las competiciones más peculiares dentro del mundo del motor. Los rallies tienen una serie de características que los hacen muy especiales: recorrer los tramos individualmente, el uso de coches convencionales (aunque estén ampliamente modificados) o las múltiples superficies e inclemencias temporales a las que se exponen los vehículos convierten a esta modalidad en una de las más exigentes para los pilotos que compiten en ella, pero también en una de las más interesantes a la hora de ser trasladadas al videojuego.

art of rally es, por tanto, el penúltimo de esos esfuerzos. Sin embargo, allá donde el resto de las demás iniciativas intentan hacer una traslación a escala 1:1 del mundo del rally, el juego de Funselektor apuesta por algo diametralmente opuesto. Ya desde el inicio, nos damos cuenta de que art of rally quiere tener un desarrollo distinto, puesto que es un juego con historia. Nimia y absurdamente concisa, sí, pero historia al fin y al cabo. El caso es que en el mundo de art of rally, la progresión geométrica de la potencia que acompañó a los motores de la competición no se detuvo en el Grupo B – como sí ocurrió en este nuestro Universo – y, por tanto, asistiremos a una suerte de realidad paralela en la que, conforme vayan transcurriendo los años, veremos como los vehículos aumentan el número de caballos bajo el capó sin que parezca que haya límite. De la mano de este planteamiento tenemos un modo carrera en el que, partiendo de la década de los años sesenta, asistiremos a la eclosión y evolución de la competición y su tecnología para terminar en los años noventa, con un entorno competitivo perfectamente definido y dominado por unos vehículos a los que pocos rivales podían hacer frente.

Leer más…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *