Análisis de Avatar: Frontiers of Pandora – Excesivamente formulaico, pero con detalles sorprendentes

Siendo sincera, a mí tampoco me hubiese gustado que me tocase a mí.

Me refiero a la tarea de adaptar un universo tan peculiar como el de Avatar al videojuego. Si bien es cierto que se trata de una franquicia que, en algunos aspectos – las criaturas hechas con efectos especiales, los paisajes impresionantes, los estrenos bombásticos y llenos de márketing y expectación – casi parece que encajaría en el medio como anillo al dedo, hay otros tantos motivos para pensar que su mundo colisionaría con los idiomas de éste de manera irremediable. Ese ritmo narrativo más reposado en ocasiones e incluso el mensaje ecologista subyacente son un poco más difíciles de encajar en un panorama del videojuego triple-A plagado, cada vez más, de explosiones, mecánicas maximalistas y enlaces in-game a pases de batalla o micropagos varios. Ya os digo: no quisiera ser yo quien tuviese que resolver ese entuerto. Por suerte, le tocó a Ubisoft, que será una empresa con muchos defectos, pero también con una virtud: una fórmula de sobra conocida, elaborada y perfeccionada a lo largo de los años, para crear mundos abiertos amplios, adictivos y llenos de pequeños elementos que nos instan a explorarlos y sumergirlos en ellos durante horas.

Lo que hace Avatar: Frontiers of Pandora es coger la franquicia de la superproducción cinematográfica de James Cameron y adaptarla a su estructura estrella: la de los campamentos enemigos que limpiar, losmateriales que recolectar y las misiones que te llevan de aquí para allá. Pero si esta estructura ha sido tan repetida durante los años por la desarrolladora es, precisamente, porque funciona. En el caso de Avatar, funciona sin alardes en sus momentos más formulaicos, menos cuidados; y funciona de manera más llamativa, más digna de mención, en las – menos, pero existentes – ocasiones en las que se para a pensar de verdad en la franquicia que está adaptando y en las posibilidades de ésta, en sus peculiaridades y sus contrastes.

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