Análisis de Cocoon – Un pequeño mundo de ingenio infinito

Cocoon es el tipo de juego que no te explica sus mecánicas, ni sus controles, cuando empiezas a jugar. Somos un escarabajo pelotero que, descubrimos pronto, sólo tiene dos maneras de interactuar con el entorno, ambas ligadas al mismo botón: por un lado, podemos coger pequeños objetos circulares para llevarlos unidos a nuestra espalda pulsando la A – en la versión de Xbox – e interactuar con ciertas estructuras manteniendo pulsado el mismo botón.

El título no necesita mucho más para poner en marcha una compleja pero intuitiva estructura de rompecabezas que iremos desentrañando poco a poco. Completamente mudo, el juego nos deja avanzar de fase en fase sin ponernos objetivos concretos o marcadores de misión; su comunicación es siempre implícita y está embebida en el diseño de niveles. Acabaremos reconociendo ciertas estructuras, cierto tipo de puzles como signo de progreso, como señal de que estamos yendo en la dirección correcta. Pero si necesitamos más pistas, Cocoon tiene uno de los elementos de diseño intuitivo más notables que he visto jamás en un juego del estilo: la música de fondo, casi siempre un leve murmullo de fondo en nuestras excursiones de un lado a otro, subirá y se volverá más intensa conforme nos acerquemos a la siguiente encrucijada o a la pieza que da solución al área que estamos explorando.

Como consecuencia de la sutileza de este tipo de diseño, se da una particularidad a la hora de tratar el juego: describir cualquier elemento o rompecabezas de Cocoon es extremadamente más complejo que visualizarlo o ejecutarlo, tanto si estando en mi lugar – quien escribe – como en el vuestro, que me estáis leyendo. Lo que pueden parecer sucesiones complejas de acciones se resuelven en unos pocos segundos in-game; la solución de un puzle que me costaría al menos tres o cuatro líneas explicar se interioriza al instante cuando tenemos el mando en las manos. Hay una belleza muy evidente en la forma en la que todos los elementos del juego están pensados para guiarnos y apoyarnos, incluso si muchas veces ni siquiera percibimos exactamente cómo hemos llegado a esa conclusión, por qué hemos sido capaces de encontrar esa respuesta.

Leer más

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *