Análisis de Crash Bandicoot 4: It’s About Time – Crash ha vuelto y está en plena forma

En torno a los años ochenta surgen los primeros experimentos de lo que, hasta hoy, se conocerá como narrativa transmedia, una vanguardista fórmula que pretende usar los distintos medios establecidos a su alcance para contar historias de forma fragmentada y/o ramificada aprovechándose de todas las posibilidades de aquellos. Así, los sucesos que transcurrían en una película podían ser, de forma paralela, recontextualizados o ampliados por documentos diseminados por internet, cómics o libros, pudiendo añadir, incluso, mayor profundidad o rasgos totalmente inesperados a los personajes que allí se presentaban. En 1996 ve la luz Crash Bandicoot, la primera de las aventuras de nuestro amado marsupial destructor de cajas. Con este título se da el pistoletazo de salida a una larga franquicia con más de cincuenta millones de copias vendidas. A principios de 2017, un usuario de YouTube hace que Crash cante Despacito a base de WOAHs haciendo que la humanidad presencie la cumbre absoluta de la narrativa transmedia y, por tanto, el inapelable derribo de la misma a manos de un torbellino naranja con zapatillas. Fue bonito mientras duró.

Seguir este texto por los derroteros de la introducción sería una tarea como poco hercúlea, así que voy a optar por emular al protagonista de este texto y huir hacia adelante cual ciclón anaranjado. Desarrollado por Toys For Bob y publicado por Activision, Crash Bandicoot 4: It’s About Time es la última de las entregas de las aventuras de nuestros queridos Crash y Coco. Recogiendo el testigo de la historia tras los eventos que ocurrían en Crash Bandicoot 3: Warped, las archinémesis de los marsupiales se encuentran atrapadas en un vórtice mientras Crash hace lo que mejor sabe, dormir la siesta. Tras una cantidad importante de esfuerzo, Aku-Aku abre una brecha cuántica y permite que Neo Córtex y el resto de los sospechosos habituales de la saga escapen de su prisión cósmica para volver a amenazar el espacio-tiempo, así que toca volver a despertar a Crash de la siesta – mal – para que, junto a nosotros y unos cuantos improbables colegas más, detenga la amenaza que estos pesados representan para el universo – bien -.

Así da comienzo Crash Bandicoot 4, un título que ya desde el inicio hace todo lo posible para entrarnos por los ojos. Y es que, en lo visual, es un título realmente impecable, con un estilo colorista y cartoon – como no podía ser de otro modo -, enemigos, niveles y personajes están perfectamente diseñados para encajar como un guante en la identidad visual de la saga, añadiendo nuevos elementos jugables que se integran a la perfección en la misma y, además, transmitir la sensación de estar jugando a aquellos títulos de plataformas clásicos llenos de creatividad pero trasladados a las 3D. Mención aparte merecen los niveles invertidos, en los que parece que a Crash le hayan estampado las gafas de visión térmica de Splinter Cell, la fantástica ambientación y ritmo que se imprime a niveles como el de los carnavales y, en general, la gran cantidad de detalles que acompañan a todas las localizaciones. Y ya que estamos hablando de acompañamiento, toca referirse a la música. Una banda sonora que consigue integrarse perfectamente con todos los niveles a través de unas composiciones acordes al tono de los mismos. Su único problema es que, en muchas ocasiones, pasa bastante desapercibida frente a un impecable doblaje y unos efectos sonoros que, estos sí, son contundentes y sitúan en primer plano las cuentas atrás hacia las explosiones y saltos sobre cajas a los que estamos acostumbrados.

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