Devolver Digital tiene buen ojo a la hora de encontrar a esos estudios que siempre dan «algo más»; no hablamos necesariamente de gente que vaya a revolucionar el medio (que los tienen también), sino de quienes con bases sencillas son capaces de aportar un toque único en el gameplay, en el apartado artístico o en la narrativa. Tras haber terminado el nuevo título de Acid Nerve (Titan Souls) es fácil ver cómo ese «algo más» es capaz de convertir una propuesta sencilla apoyada en elementos de sobra conocidos en un juego encantador.
Death’s Door empieza como un día más para nuestro protagonista, un cuervo que forma parte de la organización de segadores encargados de recolectar almas. Un trabajo aparentemente sencillo se complica cuando un desconocido le golpea y le roba el alma de gigante que debía entregar, obligándole a realizar una serie de tareas si la quiere recuperar. Hasta que no cumpla su tarea, su cuerpo podrá envejecer y tendrá condición mortal.
Pese a lo que pueda parecer por su sinopsis, el tono del juego de Acid Nerve es muy simpático y cargado de humor. Su mundo está repleto de secundarios encantadores, desde un tipo con una olla de sopa con cabeza hasta un tabernero que no parece estar controlando por completo sus movimientos. Esto no significa que se olvide de hablar de la muerte: es un tema recurrente a lo largo de la aventura junto a su opuesto, la búsqueda de la inmortalidad. Habla con un candor y una honestidad en su forma de expresarse que evita que se vuelva cenizo incluso en los breves momentos más emocionales. La contraposición entre el tono y el tema funciona genial para darle una personalidad única al título.