Análisis de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name – Una despedida modesta en tamaño, pero con aspiraciones gigantescas

El juego con el título más largo de la saga Yakuza también es el que tiene la duración más reducida de toda la historia de ésta. La coincidencia – además de hacerme sonreír como una tonta, la verdad – también es un punto de partida bastante convincente para explicar la esencia de esta propuesta. Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name es pequeño, porque se originó como un DLC y acabó expandiéndose en un proyecto que apenas les duró seis meses al ya veterano Ryu Ga Gotoku Studios, y eso lo convierte en una experiencia más contenida. Diez horas son más que suficiente para ver la historia entera; quizás os lleve quince, si queréis ver la mayoría del contenido secundario o si tenéis la pulsión primitiva de pararos a jugar durante 45 minutos a cualquier máquina recreativa que veáis.

No abro el texto hablando de esto porque quiera advertiros o desincentivaros a probar el juego, pero creo que entender el tamaño de este título es imprescindible a la hora de acercarse a él. Acostumbrados a ya un buen puñado de entregas de mundos abiertos amplios, misiones secundarias infinitas e historias principales más bien largas, Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name destaca por su contención, por querer tener la vista fija en un sólo objetivo: el de explorar, recontextualizar y evolucionar al personaje más antiguo y más complejo de la franquicia. El protagonista clásico de la franquicia, Kazuma Kiryu, puede haberse visto un tanto desplazado en la última iteración de la saga por el bueno de Ichiban Kasuga, al que aprendimos a querer como si llevase allí toda la vida, pero sigue siendo la piedra angular sobre la que se construyen la mitología y los eventos de este universo.

Tras los eventos de Yakuza 6: The Song of Life (2016) y antes de los que sucedieron en Yakuza: Like a Dragon (2020) no sólo hubo una explosión del éxito en occidente de esta serie y un rebranding de la marca, sino también una serie de sucesos de historia que no habían sido todavía explorados oficialmente dentro de los juegos. Sobre el papel, y en lo que respecta a la narrativa, son estos sucesos los que justifican el cambio de protagonista y permiten que la historia se mueva adelante, dándole un merecido descanso al bueno de Kiryu, que lleva de aquí para allá desde el nacimiento de la serie en PlayStation 2. Extradiegéticamente, sin embargo, parece haber una intención de Ryu Ga Gotoku Studios de renovar ciertas historias y conectar con el mundo actual sin dejar ir del todo lo que han sido, durante toda su trayectoria, sus señas más icónicas. Por eso, The Man Who Erased His Name también es una entrega grande: es la culminación de muchas tramas y de una construcción de personaje muy cuidada y compleja que ha tenido lugar a lo largo de más de dos décadas.

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