Siempre me ha gustado pensar que los grandes diseños surgen de intentar resolver problemas realmente simples. Supongo que el primer tipo que decidió atar una bayeta a un palo solo estaba harto de agacharse para fregar la cocina, y de la misma manera me consta que tras los Chupa Chup solo había un intento de evitar que los niños se pusieran perdidos toqueteando los caramelos con las manazas; esto no lo he comprobado, pero diría que la invención del preservativo partía más o menos del mismo lugar. La necesidad agudiza el ingenio, y generalmente dar con la tecla solo implica hacerse la pregunta adecuada. En el caso de Mario Kart World era una cuestión evidente, y por eso, visto con perspectiva, extraña que nadie se la hubiera planteado hasta ahora: ok, sus personajes llevan casi veinticinco años al volante recorriendo incansables miles y miles de kilómetros de carretera, pero ¿a dónde van?