Análisis de Shadow Warrior 3 – Lo-Wang es el primer heredero del Doom Slayer

Que un videojuego obtenga el aplauso unánime de crítica y público no tiene por qué llevar aparejada la creación de una tendencia en el medio en cuestión. Todos sabemos, por ejemplo, que el éxito de la fórmula de Dark Souls nos trajo una oleada – por no decir, directamente, un tsunami – de interpretaciones, ampliaciones e intentos varios de réplica que fueron recibidos de forma desigual. Sin embargo, hay otros títulos muy trascendentes cuyas mecánicas, modos y maneras no han calado con la misma profundidad entre los desarrolladores, ya sea porque el género no esté en su mejor momento o porque dicho núcleo jugable posee unas peculiaridades muy complejas de igualar. Es el caso de Doom Eternal: un título brutal, gore y descerebrado en la superficie, pero que esconde un diseño preciso y medido al milímetro bajo su capa exterior de gamberrismo. Todo ello le llevó a dejar huella entre propios y extraños de los FPS pero, siguiendo el hilo de esta introducción, no encontraba sucesor en el horizonte… hasta que apareció Shadow Warrior 3.

Esta tercera entrega del reboot de la saga de Shadow Warrior está desarrollada por Flying Wild Hog, estudio independiente polaco nada ajeno al revival de los denominados boomer-shooters. No en vano, suya es la factura de las anteriores entregas fechadas en 2013 y 2016, respectivamente. Pues bien, en Shadow Warrior 3 seguiremos encarnando a nuestro querido ninja, mercenario, nerd de los superhéroes y pedazo de bocazas de Lo-Wang, personaje al que encuentro verdaderamente hilarante. Aunque el protagonista sea el mismo y la trama continúe la de los títulos anteriores, Flying Wild Hog se ha esforzado en realizar una entrega lo más autocontenida posible. Quienes no hayan jugado a las anteriores entregas podrán ponerse al día con el resumen de la trama que el propio Lo-Wang hace, en calzoncillos y con moñacos, nada más levantarse el telón. Por otra parte, y como es lógico, quienes lleven la saga al día, disfrutarán con las referencias, personajes y aspavientos de uno de los héroes más improbables que jamás haya protagonizado un videojuego. En cualquier caso, el objetivo quedará claro: el mundo está al borde del colapso por la aparición de un dragón milenario devorador de mundos y nuestra será la obligación de devolverlo al agujero del que ha salido. Aunque quizá esa obligación se deba a que fuimos nosotros quienes le sacamos de ahí.

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