En ocasiones (muy contadas, eso sí), la vida te hace unos regates a la altura de los maestros del Jogo Bonito. Veréis, Warhammer 40,000: Space Marine es uno de mis juegos favoritos, por no decir fetiche, desde que vió la luz allá por 2011. Relic Entertainment, bien afianzada en su papel de referente de los RTS, se propuso poner en su sitio el género de los juegos de disparos en tercera persona reivindicando, ya de paso, al molde de todos los marines espaciales: el Ultramarine. Con una brutal y divertidísima mezcla de tiros, espadas sierra y ejecuciones a cada cual más salvaje, Space Marine encarrilaba la historia de la futura trilogía del Capitán Titus, un abnegado Ultramarine superado por las circunstancias de un Universo en perpetua guerra. Tanto disfruté de este título que, mientras esperaba la aparición de su segunda entrega, me lo compré en todas las plataformas posibles. Y adquirí la banda sonora en vinilo de colorines. Y la edición coleccionista. Pero Relic se dedicó a otros menesteres para abandonar la idea de una trilogía que se consideró fallida. Ya lo daba todo por perdido.
Así que no os podéis imaginar mis niveles de sorpresa, emoción y alegría cuando Focus Entertainment anunció que Saber Interactive estaba trabajando en Warhammer 40.000: Space Marine 2. Y, gracias a ellos, hemos podido probar un más que suculento avance repleto de tiros, gore, ejecuciones, gritos de “For The Emperor!” y, claro está, unos Ultramarines más tochos que nunca.
Una misión de la campaña principal y dos del modo PvE bastan para ponernos en antecedentes respecto a lo que este Space Marine 2 trae consigo bajo el brazo. Y aún menos, si me apuráis. Nada más comenzar el tramo correspondiente a la campaña, es fácil apreciar las amplias diferencias estéticas con la anterior entrega de la saga. Más allá del evidente y monumental paso adelante en términos técnicos, Space Marine 2 es un título mucho menos luminoso y colorista que su antecesor, con un acabado más tétrico, sucio y realista – todo lo realista que puede ser un juego con paisanos de tres metros de altura despedazando alienígenas de colores – en el que el contrapunto lo aportan, entre otros, nuestros queridos astartes y sus imponentes armaduras. E igual de imponente, o más, es la gargantuesca escenografía que encuadra nuestros enfrentamientos. Un detalle más – otro de tantos que nos encontraremos al recorrerla – que muestra tanto el buen hacer de Saber a la hora de representar el universo de Warhammer 40,000 como la asombrosa musculatura técnica de la que hace gala este Space Marine 2.