El misterio de Saltsea Chronicles sirve como excusa para explorar su mundo

La novela La Ciudad y la Ciudad de China Miéville me gusta por muchas razones, pero para el juego que nos ocupa me interesa una: la manera en que utiliza un misterio como punto de partida para explicar las particularidades de un lugar. El asesinato que da inicio a la novela nos sirve para descubrir Besźel y Ul Qoma, dos ciudades con culturas distintas que ocupan el mismo espacio físico; la trama nunca deja de lado el caso, pero le sirve de excusa para indagas en diferentes aspectos de un lugar tan particular y de las gentes que allí viven. Lo nuevo del estudio Die Gute Fabrik (Mutazione, Sportsfriends) parte de una idea similar para desarrollar su mundo, con una particularidad: aquí tenemos cierta capacidad para moldear lo que sucede.

Saltsea Chronicles se ambienta un número de años indeterminado en el futuro, tras una gran inundación que arrasó gran parte del planeta. El suceso que activa la trama es la desaparición de Maja, capitana del navío incautado Die Kelpe, tan solo unas horas después de haber estado charlando junto al fuego con sus compañeros de viaje. Su variada tripulación, incapaz de entender si se trata de un abandono o un secuestro, toma la decisión de llevarse el barco en secreto y navegar por las islas de su archipiélago en busca de Maja.

El nuevo juego del estudio danés Die Gute Fabrik recoge algunos de los elementos de su anterior obra Mutazione; también se trata de una aventura narrativa con una característico estilo gráfico protagonizado por colores planos y personajes deformados. Mutazione trataba sobre Kai, una chica que viajaba a cuidar de su abuelo y conocía a los habitantes de una peculiar isla repleta de criaturas sobrenaturales; aunque había cierto intento por crear un reparto coral, al final primaba la visión de su protagonista. Por contra, Saltsea Chronicles es una aventura grupal en la que cambiamos de personaje y de perspectiva continuamente para no atarnos a una sola visión del relato.

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