La vida son etapas. Un aprendizaje constante. Aprender también que puede doler. Que llorar y sufrir es parte del proceso, y que a veces es necesario. A valorar los momentos felices que, lamentablemente, cada vez son más escasos. Por eso, siempre que se pueda hay que abrazar fuerte a quienes tenemos al lado, a los que queremos y nos quieren. Porque pocas cosas en este viaje que es la vida tienen más fuerza que un abrazo y, de alguna manera, Neva va de abrazar.