A principios de este año se anunció Pokémon TCG Pocket, un juego de móviles basado en el juego de cartas coleccionable de Pokémon que echó a andar al mismo tiempo que sucedió el punto álgido de los videojuegos y el anime de la franquicia a finales de los años noventa. El foco de este juego, al menos en los primeros anuncios, no parecía ser el aspecto jugable propiamente dicho de éste – las barajas, la estrategia – sino en el aspecto de coleccionismo. En abrir sobres, conseguir cartas chulas y raras y fardar de ellas. A pesar de que no hay nada de malo en el coleccionismo (de cartas o de cualquier otra cosa), el sistema, aparejado al formato free to play del juego, no daba la sensación de ser mucho más que una propuesta que se centraba en el aspecto de azar, de adicción, de aleatoriedad de lo que es el juego base.