Primeras impresiones de League of Legends: Wild Rift – Una versión móvil que mira de tú a tú a su hermano mayor

Ocho años después de mi última partida, el League of Legends y yo volvemos a encontrarnos. Así habría empezado mi texto si quisiera engañaros (y engañarme), pero mucho me temo que la realidad es tan distinta como demoledora: este año cargado de incertidumbres y desgracias me trajo a mí la sorpresa inesperada de volver a jugar al LoL casi a diario, con el entusiasmo de un Diego en plena pubertad. Una experiencia que, si bien a ratos exasperante, me ha permitido encarar esta beta de la versión para móviles del juego, que lleva el sobrenombre de Wild Rift, con un entusiasmo impropio de aquella persona que dijo «no volveréis a verme el pelo en la Grieta del Invocador» mientras Riot acariciaba, imagino, un gato persa blanco y mascullaba entre dientes: «Pronto…».

Sacada esta espinita sobre mi pasado y mi previsible futuro, jugar a Wild Rift ha resultado ser casi igual de sorprendente: está claro que las mentes detrás de uno de los juegos más exitosos y longevos de la industria no iban a sacar cualquier cosa, menos aún con el sello de su franquicia estrella, pero uno no deja de maravillarse al ver cómo las mismas piezas que funcionaban como un tiro en PC encajan aquí con precisión de cirujano y ajustes mínimos en la base para darle un aire distinto, pero igual. Lo digo ya para que nadie se lleve a engaño: estamos ante la versión más perfecta imaginable de un League of Legends portátil. Así de claro, así de rotundo.

Esto es debido, principalmente, a que se ha decidido tocar lo justo y necesario para hacer que esta iteración sea funcional. Es una apuesta arriesgada, porque si algo no es el LoL es intuitivo: hay que aprenderse los campeones, sus habilidades, saber cómo funcionan las torretas, dónde están los bufos y objetivos secundarios del mapa, posiciones de cada jugador… Todo eso sin perder de vista el nexo, pilar de cualquier estrategia y enclave que hay que tirar abajo para sacar la victoria en el combate 5 contra 5. La gran ventaja que tiene Wild Rift con respecto al original es que todos estos pequeños cambios dan pie -y así ha sido- a crear nuevos tutoriales, mucho más claros y concisos que en su versión hermana, en forma de texto y también en forma de práctica jugable.

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