
En el momento que escribo estas líneas me alegra poder decir que mi equipo es una maquinaria perfectamente engrasada. No siempre ha sido así, y supongo que me toca reconocer que por el camino me he equivocado unas cuantas veces: poner todos los huevos en la cesta de una sanadora a tiempo completo sin alternativas para el ataque pronto demostró ser una vía de agua importante, y lo mismo sucedió durante esas primeras horas en las que mi especialista en hechizos ofensivos era una máquina de quemar maná imposible de mantener. Afortunadamente para eso se inventó el ensayo y error, y tras decenas de horas retocando pasivas aquí y allá he dado con un par de configuraciones más o menos autosuficientes que me permiten recuperar esos puntos a un ritmo casi mayor del que puedo gastarlos.
Combinar el default regenerativo con un doble papel como mago rojo y negro me permite, además, cubrir de manera económica el espectro total de posibles debilidades elementales del enemigo, y cuando lo arcano falla siempre puedo confiar en el daño bruto que ofrece la lanza de mi adiestradora, incrementado significativamente cada vez que realizo una captura exitosa. En cuanto a la defensa, hay pocas cosas que puedan traspasar la doble configuración como Guardia y Maestro Protector de mi protagonista, un auténtico acorazado que ignora las penalizaciones por llevar escudo y también sabe repartir cuando toca: probablemente su Neocorte Cruzado de nivel 12 sea el movimiento más letal de todo mi arsenal. ¿Os había comentado ya que su hacha es especialmente efectiva contra los enemigos vulnerables al elemento Tierra?
Pero alcanzar un equilibrio así no es gratis. Cuesta esfuerzo, dedicación, más tardes de las médicamente recomendables encadenando combates sin interés para maximizar el nivel de ese nuevo trabajo que maridaría fenomenal con tu rol secundario y, ante todo, requiere de un conocimiento enciclopédico de cada habilidad, cada pasiva, y cada mecánica relacionada con las sinergias. Un conocimiento que acaba llegando tras el paso de muchas horas, y que contrasta con lo que a estas alturas os puedo contar sobre los personajes en sí. De hecho, en una pirueta estilística sin precedentes, voy a intentar recitar sus nombres de carrerilla sin volver a encender la consola: Gloria, Estela, Elvis y… ¿Shelk?