Durante mucho tiempo, el campo de los simuladores sociales ha estado ampliamente dominado por Electronic Arts, Maxis y su ya longeva saga Los Sims. Desde el lanzamiento de la primera entrega en el año 2000, que ya en aquel entonces vendió dieciséis millones de copias, algo quedaba claro: la obra original de Will Wright era algo distinto y que conformaba su propio género. Otros estudios han creado, claro, simuladores de vida con ideas similares, pero no parecía posible replicar con exactitud la fórmula, absolutamente libre y llena de herramientas para la personalización pero, al mismo tiempo, sencilla y accesible en todos los frentes.