En los últimos años hemos visto cantidades ingentes de juegos planteados en torno al bucle temporal, de todas las formas y colores: novelas visuales (Gnosia), roguelikes con toques de metroidvania (Returnal), exploración espacial (Outer Worlds), shooters multijugador (Lemnis Gate)… Su reiterada aparición no ha hecho que pierda su frescura: cada uno de estos juegos ha sabido modificar las reglas del loop para adaptarlas a la historia que quiere contar o la experiencia que quiere transmitir. The Sexy Brutale, por ejemplo, encajaba en 2017 la fórmula a un puzle/aventura en tiempo real, una propuesta similar al debut en la dirección Luis Antonio, aunque en este caso ha mirado más al uso de este recurso en el cine que en los propios videojuegos.
12 Minutes nos sitúa en un bucle temporal con tres personajes: nuestro protagonista, su esposa y un policía que llama a nuestra puerta. Lo que debería haber sido una cena tranquila se trastoca cuando el agente irrumpe en la vivienda, detiene a nuestra esposa y termina por asesinarnos. Este acto debería haber sido el final de nuestra historia, pero en lugar de eso retrocedemos unos minutos atrás y se convierte en el inicio de una carrera para evitar lo que está a punto de suceder. Una y otra vez.
El título es antes que nada una aventura gráfica, aunque en ocasiones lo intente maquillar. Tenemos que recoger objetos y usarlos con el escenario o los personajes para resolver unos puzles bastante sencillitos que no deberían suponer ningún problema a alguien que tenga cierta experiencia en el género. La variable clave es aquí el tiempo; hablar con un personaje al principio o al final de los doce minutos del bucle tendrá consecuencias distintas, mientras que ciertas acciones se bloquean si avanzamos lo suficiente. No podemos darle un vaso de agua a nuestra esposa cuando ya ha saciado su sed, por ejemplo. El reto casi nunca radica tanto en averiguar qué objetos combino, sino cuándo los combino.