Ahora resulta que los juegos de rol ya no molan. Y no es que lo diga yo, sino que lo dice Stuart Canfield, el director financiero de EA y un tipo para nada sospechoso de estar más comprometido con los dividendos y las cuotas de mercado que con los elfos y los dragones. Es al menos lo que se extrae de unasrecientes declaracionesen las que el buen hombre afirmaba estar preocupado por el, y cito textualmente, “enfriamiento de las dinámicas competitivas del mercado de los RPG para un jugador”.Traducido del idioma de los CEOs al castellano esto viene a significar que quieren volver a hacer juegos como servicio porque no aprendieron nada con Anthem, y eso es lo realmente alarmante: que en su ceguera por justificar una fiebre del oro, la de las microtransacciones y los clones de Fortnite, que ya cuenta por decenas los cadáveres que ha dejado por el camino, los encorbatados del mundo hayan llegado a fabricarse su propia realidad paralela. Una en la que Baldur’s Gate 3 no ha vendido 15 millones de copias. Una en la que Kingdom Come 2 no sobrepasó el millón el primer día que se puso a la venta. Una en la que, y vuelvo a citar textualmente, los jugadores “demandan características de mundo compartido con unengagementmás profundo” porque se conoce que nos hemos cansado justo de eso, de los elfos y los dragones. Porque los RPGs de toda la vida ya se han pasado de moda.