Doki Doki Literature Club Plus y el terror existencial de los simuladores de citas

En general no creo que sea necesario, en absoluto, expresar detalles de la trama o de los desarrollos narrativos de un juego para explicarlo, pero con Doki Doki Literature Club quizás podría hacer una excepción. La visual novel originalmente publicada por Dan Salvato en el año 2017 en la plataforma itch.io se ha ganado cierta fama en Internet por tener un giro de guión, un transfondo turbio y complejo debajo de su apariencia de simulador de citas dulce e inocente. No es que en este artículo vaya a reventaros en qué consiste el giro, ni qué sucede en el juego, pero sí os diría que si preferís experimentarlo de cero, en blanco, cerréis el artículo ahora, y volváis después de jugarlo.

Si consideráis que preferís saber a qué os enfrentáis, entonces, por supuesto, podéis quedaros. Doki Doki Literature Club, y su nueva versión expandida, Doki Doki Literature Club Plus!, comienzan con una premisa que podríamos considerar razonablemente estereotípica dentro de las novelas visuales o incluso el anime de romance: un chico de instituto se enfrenta a la tesitura de tener que entrar a un club de actividades extraescolares, y su mejor amiga de la infancia le recomienda unirse a su club de literatura. Allí, conoceremos a las otras integrantes: Natsuki, Yuri y Monika, chicas de nuevo estereotípicamente atractivas, en distintas maneras. Natsuki tiene apariencia infantil, y su manera de mostrar aprecio es burlarse de nosotros, Yuri es una chica tímida y de apariencia inocente pero con un trasfondo más serio y oscuro y Monika es la carismática líder que siempre sabe qué hacer y cómo gestionar las situaciones. Durante cada día in-game, escribiremos un poema que, a la mañana siguiente, pondremos en común con el resto de participantes del club; las chicas, claro, tienen sus gustos estilísticos y temáticos, y las palabras que escojamos a través de un pequeño minijuego para componer nuestras creaciones harán que las piezas resuenen más con unas o con otras. A través de esto, y de determinados diálogos, interacciones y situaciones con las que nos encontraremos en el día a día, forjaremos una relación más íntima con al menos una de las chicas.

Hasta aquí, todo suena relativamente normal, quizás demasiado manido; pero una de las virtudes de Doki Doki Literature Club es que, incluso aunque no lo sepamos de antemano, su carácter de parodia se percibe razonablemente evidente desde sus primeros compases. En su forma de plantear la crítica a determinadas dinámicas misóginas de los simuladores de citas tipo harem – es decir, aquellos en los que un protagonista masculino mediocre aspira al amor de un montón de mujeres atractivas, y tiene que decidir con cual quedarse -, el juego de Dan Salvato es igual de sutil que un martillazo en la cara. Si somos algo conocedores del anime, las novelas visuales, el manga o, en general, el videojuego japonés identificaremos rápidamente las situaciones y los lugares comunes de los que la historia hace uso. Pero, conforme avanza la partida, los personajes van enseñando su reverso más turbio: sus traumas, sus inseguridades y sus preocupaciones. Se muestran cada vez más como personas completas, y menos como avatares creados expresamente para agradarnos y para satisfacer nuestros deseos. Pero están atrapadas en el juego, y eso quiere decir que tampoco tienen muchas más opciones: serán felices cuando las cortejemos y se sentirán absolutamente miserables cuando no les prestemos atención.

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