Las nuevas infraestructuras suelen traer aparejadas mayores oportunidades de negocio, cuando no, directamente, modelos que revolucionan la coyuntura de una industria. La conexión a internet de alta velocidad hizo que, en primera instancia, el mercado del PC viese cómo se reducían costes de fabricación y distribución al realizar una rápida transición hacia el modelo digital. No obstante, ese cambio de paradigma puso de manifiesto que si las grandes empresas no tenían por qué pasar por el trámite de fabricar y hacer llegar sus productos a los puntos de venta, los pequeños proyectos tampoco. De ahí a que los títulos independientes proliferasen y compitiesen cara a cara con los grandes lanzamientos sólo iba un paso, y, de forma análoga a la aparición de nuevas infraestructuras, la creación del micromecenazgo o crowdfunding estimuló nuevas fórmulas para el desarrollo de títulos independientes.
Una de ellas, cómo no, es el Acceso Anticipado o Early Access. Este método de financiación se fundamenta en el hecho de que el jugador paga por adelantado el coste del título y, a cambio, lo disfruta antes de que esté completado pudiendo, incluso, participar en el desarrollo del mismo ofreciendo sus impresiones sobre cada actualización que vea la luz. Uno de esos títulos es, claro, ULTRAKILL, y con esto demos por finalizada la parte seria y técnica.
Porque este juego, desarrollado por Arsi «Hakita» Patala y distribuido por New Blood, es el despiporre hecho shooter en primera persona. Partiendo de un apartado técnico que nos lleva de un escopetazo a la época en la que Quake era el rey, sus afilados polígonos siguen perfilando un contexto absolutamente maravilloso para desatar el más absoluto caos. Nada más arrancar ULTRAKILL (siempre en apabullantes mayúsculas), V1, nuestro robot protagonista, realiza un chequeo con el que comprueba la funcionalidad de todos sus sistemas. Tras esta mundana y rutinaria comprobación – que, además, hará las veces de calibración de las opciones más comunes del juego – ULTRAKILL, a través de V1, nos da todo el contexto que nos hace falta para tirar adelante. La humanidad ha desaparecido. La sangre es el combustible. El infierno está a rebosar.