Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider – El retro también es hoy

Como suele ser costumbre estaba listo para abrir fuego en este texto con un tema que toca de forma tangencial – pero siempre jugosa – al título que vamos a traernos entre manos. Vengeful Guardian: Moonrider, como su propio nombre sugiere, se presta a tocar temáticas como la venganza, la justicia y el frío acero que suele acompañar a ambas. Pero a veces la vida, como ya establecía Parque Jurásico, se abre camino tal y como le viene en gana. Y tampoco me tengo que remontar demasiado: el día anterior al que estoy redactando estas líneas llegaba a mis dominios – mi muro de Twitter, vaya – un tuit que enfrentaba a dos imágenes; por un lado teníamos la monumental inversión económica que algunos fervientes amantes del retrogaming realizan para poder acercarse a replicar en la tecnología digital actual la experiencia visual de las consolas de antaño, y por otro, ante tamaño despliegue, nuestro querido, robusto y nunca bien ponderado cable RCA sentenciaba “contempla lo que necesitan para imitar una fracción de nuestro poder”. Sin embargo, y si dejamos a un lado los memes, al calificar el retro en términos tan absolutos puede que nos encontremos en una posición incómoda si nos planteamos que se incorporen al término muchas de las propuestas que ven la luz en la actualidad.

Porque Vengeful Guardian: Moonrider tiene puro sabor retro. Se juega como un clásico de los 16 bits, su robusto pixel art encajaría a la perfección en un cartucho de la Mega-Drive y la música que marca el ritmo de la acción rememora el estilo de las grandes bandas sonoras de la época. Y, como no podía ser de otro modo, si entramos en las opciones podremos activar el filtro CRT para que sintamos el auténtico blast from the past en nuestros sistemas del siglo XXI. Así que, con estos apuntes, ¿Vengeful Guardian: Moonrider podría encajar en la categoría del retro o no?

Ah, pero este texto no está para dictar sentencia en tamaños debates, más propios de foros como la Berlin Interpretation del Roguelike, la Tertulia del Café Gijón o la Cafetería de mi Facultad, por citar algún que otro ejemplo neutral. No, hoy nos centraremos en los resortes que hacen que salga adelante un título como Vengeful Guardian: Moonrider.

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