El remake de The Portopia Serial Murder Case demuestra el problema de la inteligencia de las IA

Inteligencia es una cualidad que adjudicamos erróneamente a las cosas. Los animales son inteligentes. Los seres humanos son inteligentes. Pero ningún objeto, máquina o cosa lo es. No existe ordenador o robot alguno que pueda demostrar ni desarrollar inteligencia porque, de hacerlo, dejaría de ser automáticamente un objeto, pasaría a ser otra cosa diferente a lo que entendemos hasta ahora por máquina. La inteligencia es una cualidad animal, propia de los seres vivos, que implica la capacidad de formarse una idea propia del mundo circundante. Implica crear algo nuevo a partir del razonamiento y la comprensión, algo imposible para las máquinas.

Por eso decimos que los humanos somos inteligentes. Que los animales en general lo somos, porque incluso algo tan básico y en la mayoría de los casos ni siquiera consciente como elegir qué camino utilizar para volver tras ir a coger algo, ya sea un vaso de agua a la cocina o un palo que nos han tirado para que vayamos a recogerlo, implica inteligencia. Sin esa capacidad para, por nosotros mismos, decidir cómo hacer eso, incluso algo tan absurdo como qué camino escoger para volver al punto del que partimos, no podemos hablar de inteligencia. Podemos hablar de muchas cosas, pero no de inteligencia.

Al anunciar Square Enix que estaba haciendo un remake de The Portopia Serial Murder Case todo fueron alegrías. Es un juego con cuarenta años a sus espaldas, que nunca ha salido de Japón, creado por uno de los grandes autores del medio como es Yuji Horii, creador de Dragon Quest, y que, además, llegaría por primera vez a Occidente. Si bien es cierto que lo ideal hubiera sido tener la versión original en alguna de sus versiones para ordenadores o consolas, esta era la segunda mejor noticia posible. Al menos hasta que el pasado día 23 de abril se publicó el juego, de forma completamente gratuita en Steam, para demostrar cómo es posible destrozar un clásico de culto haciendo un uso ineficiente y sin sentido de la IA.

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