Análisis de Hellpoint

Los noventa, colegas. Tiempos convulsos, especialmente en el mundo del cómic. Nuevos estilos artísticos y nuevas sensibilidades narrativas – entre muchas otras cosas – propiciaron la aparición de un nuevo sello que iba a dar mucho de qué hablar. Esa editorial era, cómo no, Image Comics y su nacimiento no sólo amplió el mercado comiquero sino que su ascendente sobre el mainstream americano fue tal que las majors (Marvel y DC) empezaron a seguir su estela de forma descaradísima. Del fenómeno derivado de su nacimiento surgieron algunos espantos de los que es mejor no hablar pero, sin embargo, sí interesa rescatar un curioso fenómeno que sucedía en las cabeceras de la editorial fundada por siete Magníficos del Noveno Arte. Imagina, querido lector, una combinación de dos términos que sonaran agresivos, edgy y cool para aquella época y, casi con toda probabilidad, estarás dándole título a una serie de aquella aventura editorial que daba sus primeros pasos: Strykeforce, Youngblood, Wildcats, Stormwatch… si es que sólo faltan las mayúsculas, las exclamaciones y el meme de Steve Buscemi con su monopatín.

¿Que a qué viene todo esto? Aparte del hecho de que me encanta hablar de cómics a la mínima que tengo ocasión, no me negaréis que la nomenclatura «Hellpoint» no hubiera sido una cabecera perfecta dentro de esa primera hornada de tebeos de Image. Sin embargo, la cruda realidad es que eso nunca sucedió y Hellpoint es un videojuego. De qué tipo, cómo ejecuta su propuesta y demás precisiones serán el objeto de este texto así que abrochaos los cinturones porque vamos a adentrarnos en el Hell y Josué Yrion no está aquí para salvar vuestras almas.

Desarrollado por Cradle Games y distribuido por tinyBuild, Hellpoint es, simple y llanamente, la más reciente incorporación a las filas del género de los «soulslike». Aquellos que ya tengan el lomo curtido a base de espadazos, alientos de dragón y caídas – con sus correspondientes hostiones – desde alturas imposibles no necesitarán ninguna descripción más para saber a qué atenerse. No obstante, para aquellos que desconozcan el género, baste señalar que Demon´s Souls y sus descendientes son RPGs de acción en tercera persona que estructuran su desarrollo en torno a niveles amplísimos, llenos de posibilidades y peligros que suelen culminar en un boss imponente que atiza tres veces más fuerte que el resto de los enemigos. Si a esto le sumamos que hasta el enemigo más flojo del juego nos puede hacer un destrozo bajo las condiciones adecuadas y que la muerte de nuestro personaje nos devuelve al inicio de la zona, se nos queda un panorama lleno de sufrimiento, rechinar de dientes y dificultad al que, sinceramente, yo tampoco entiendo por qué vuelvo.

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