Análisis de Madison – Una gran mezcla de terror clásico y contemporáneo

Puede parecer – y, de hecho, en muchas ocasiones lo hace – que el survival horror es un género que prácticamente nació con el videojuego. Y si bien elementos terroríficos y halloweenescos como las calaveras, demonios y demás seres de dudosa catadura moral acompañan a los píxeles desde hace décadas, lo cierto es que el nacimiento de este género se produjo hace menos de tres décadas. Dirimir cuál fue el título que dio el pistoletazo de salida puede ser, pongamos, algo controvertido – Alone In The Dark (Infogrames, 1994) posee no pocos resortes propios del horror y Resident Evil (Capcom, 1996) directamente acuña el término – pero de haber una pugna que se lleve la palma, esta sería la que enfrenta a dos maneras casi antagónicas de entender el terror: la construcción de una elaborada atmósfera frente a una escalada constante de tensión que se libera con un buen susto.

Esta inagotable colisión se da la mano con la insultante juventud de un género que todavía está descubriendo sus códigos y formas de comunicación, renovándose con fórmulas novedosas cada pocos años y experimentando con tendencias que hereda de otros medios como, obviamente, el cinematográfico. Pero si el videojuego tiene una ventaja sobre este último es, claro, la longitud de sus propuestas. Allí donde el metraje de una película obliga a decantarse por un estilo atmosférico o asaltar a la audiencia con jumpscares y efectos potentes, las múltiples horas que dura un juego le permiten orbitar en torno a ambos estilos sin perder fuelle.

Este es, exactamente, el caso de Madison.

Leer más

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *