En el análisis del último Story of Seasons, Story of Seasons: Friends of Mineral Town, me quejaba de que este remake de la edición de Game Boy Advance no se hubiese utilizado como excusa para acompañar a la saga en su salto a la híbrida de Nintendo. En Friends of Mineral Town manejábamos muñecos cabezones por mapas extraordinariamente poco detallados y la lucidez mecánica que presentaba el juego en algunos aspectos no terminaba de apagar la sensación de que estábamos jugando a un título de hacía seis o siete años. Como si me hubiesen leído – o, más bien, como si se hubiesen dado cuenta por fin de que esto empezaba a ser un problema – la entrega que analizamos hoy, Story of Seasons: Pioneers of Olive Town ataja esto de raíz. Desde el primer momento en el que arrancamos el juego percibimos una experiencia que, sin llegar a ser puntera en lo técnico, sí empieza por fin a aprovechar algunas de las características técnicas de la Nintendo Switch. Modelos más detallados, cámara libre, opciones de personalización de entornos y en general, un mapa bastante más amplio son capaces de transmitirnos que, aunque hayan tenido que pasar años, Story of Seasons está por fin listo para evolucionar hacia su siguiente etapa.
Si algo no cambia en absoluto es la historia. Por un motivo que a nadie le importa, nos mudamos a Villa Oliva para hacernos cargo de una granja grandísima que lleva mucho tiempo abandonada. Al principio, estará todo hecho un Cristo, pero conforme talemos árboles, arranquemos hierbajos y aremos la tierra iremos convirtiendo ese erial en un lugar perfecto para plantar patatas y criar animales. Como es habitual, entonces, la mayoría del juego transcurrirá en dos escenarios bien separados. Por un lado, nuestra granja, donde realizaremos todas las actividades agrícolas, accederemos a las minas y tendremos nuestra casa para dormir, cocinar o lo que consideremos oportuno. Por otro, la ciudad, repleta sobre todo de pequeñas tiendas en las que podemos comprar semillas, forraje para nuestros animales, instalaciones nuevas para nuestra granja, más ganado, monturas, muebles o peinados.
Más allá del cambio en la técnica, el salto más notable en la dinámica del juego es que hay mucho más diálogo entre ambas zonas. Es decir: no es particularmente factible pasarnos días sin salir de nuestra granja, sólo trabajando, sin ir a ninguna tienda ni hablar con absolutamente nadie. En general, esto tiene que ver con que el ritmo en el que desbloqueamos nuevos elementos es mucho más ágil. Constantemente aparecen nuevos objetos en los comercios, obtenemos nuevas recetas para cocinar, accedemos a mejoras de herramientas u opciones que antes no teníamos, y queremos darnos un paseo por Villa Oliva para ver qué ha cambiado. Si lo tradicional en este tipo de simuladores sociales y de agricultura es necesitar aferrarnos mucho a ciertos materiales, puesto que no podremos acceder a ellos si no los fabricamos nosotros mismos, Pioneers of Olive Town nos ofrecerá la opción de comprar prácticamente todo.