Análisis de System Shock Remake – ¿Cómo puedes desafiar a una máquina perfecta e inmortal?

En un 2023 en el que se publicaron las superlativas reimaginaciones de Resident Evil 4 y Dead Space me atreví (y no me arrepiento lo más mínimo de ello, si os soy sincero) a calificar al remake de System Shock desarrollado por Nightdive Studios como el más importante del año. Quizás no era el más deseado por el gran público, y desde luego no fue el más vendido, pero sí era el más necesario por lo increíblemente importante e influyente que era el System Shock original de 1994. Resulta irónico, entonces, que este remake llegue a consolas, y por ende a todo un nuevo público, apenas unas semanas después de que se produjese el cierre de Arkane Austin, un estudio que es imposible entender sin el legado de la obra de Looking Glass Technologies. Porque Dishonored y Prey no existirían sin las bases que asentó System Shock (y Ultima Underworld, en cierto modo); si la comunidad le tenía tanto cariño a sus juegos es, de forma ineludible, por todo lo que aprendieron e iteraron sus desarrolladores a partir de las ideas de uno de los más grandes clásicos de los videojuegos de PC de la década de los noventa.

System Shock parte de una premisa que en años posteriores hemos visto en muchas ocasiones, poniéndonos en la piel de un hacker que se ve forzado a trabajar para una megacorporación desactivando los controles éticos de la inteligencia artificial que controla una estación espacial. Esto, claro, acaba resultando ser la madre de todas las malas decisiones; la IA se vuelve loca, acaba con todos los habitantes de la estación y planifica la propia eliminación de la especie humana. La ambientación y la historia juegan de forma inteligente con la mayoría de los tropos habituales de las obras de temática cyberpunk de mediados de los noventa (desde la corrupción corporativa a los implantes biónicos, pasando por su fantasiosa representación del concepto del ciberespacio), pero la calidad de su escritura y lo atractivo de su mundo hacen que tres décadas después mantenga intacta su vigencia. Y también resulta curioso, para qué negarlo, como de forma accidental sus elementos relativos a la crítica y descontrol de la inteligencia artificial están hoy más al día que nunca.

Una inteligencia artificial que, de hecho, es la mayor protagonista de System Shock. Me habéis escuchado en más de una ocasión aplaudir lo brillante que resulta SHODAN, una villana que nada tiene que envidiar a GLaDOS o Skynet, y me alegra que después de tantos años un montón de jugadores estén a punto de descubrir a una de las mejores antagonistas a las que nos hemos enfrentado jamás en un videojuego. SHODAN es diabólica, sarcástica e maquiavélicamente inteligente; un ente omnipresente que siempre está vigilando, acechando y un paso por delante de nosotros. Y está fantásticamente bien escrita.

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