Al pensar en Indiana Jones, a la mayoría de gente lo primero que le viene a la cabeza es la fedora, el látigo, la icónica melodía de la banda sonora de John Williams o la traviesa sonrisa de Harrison Ford. En mi caso, cuando pienso en Indiana Jones recuerdo todo eso, pero también pienso siempre en otra cosa: el contundente y característico efecto de sonido que hacían sus puñetazos al golpear a un nazi.
Cuando has visto docenas de veces La Última Cruzada o consideras En Busca del Arca Perdida la obra magna del cine de aventuras, como es mi caso, son esos pequeños detalles los que te hacen sentir en casa. Y, tras asistir hace unos días a una presentación de Indiana Jones and the Great Circle y escuchar esos efectos de sonido tal y como los he escuchado cientos de veces, una sensación de alivio recorrió mi cuerpo: Bethesda ha entendido al personaje y las cosas que lo hacen especial hasta en los detalles más nimios.
Y también en los más generales, claro. Al igual que en varias de las películas, aquí Indy viajará por todo el mundo (Egipto, el Vaticano o los Himalayas son algunos de los lugares confirmados) acompañado de una periodista, Gina, tratando de resolver el misterio del gran círculo que forman algunas de las grandes tumbas de la antigüedad mientras evitan que los nazis se hagan con una misteriosa y poderosa fuerza que les permitiría dominar el mundo. No he visto mucho más (tampoco os lo contaría con detalle, para evitar spoilers) sobre la historia que se ha creado a partir de una idea original de Todd Howard, pero sí que me he quedado con la impresión de que el tono es muy similar, sobre todo, al de En Busca del Arca Perdida, y que los desarrolladores se han fijado más en ella que en El Templo Maldito.