Análisis de Mortal Shell

Cuando encuadras tu obra en la tradición comenzada por otros, tus retos son muy distintos a los que se encontraron aquellos pioneros que abrieron el camino antes que tú. Estos se enfrentaban a las dudas de si su fórmula funcionaría o no, pero no eran conscientes de que estaban estableciendo las bases de algo nuevo. Sin embargo, innovar y pulir lo que ya se considera establecido lleva aparejada la tarea de estudiar y diseccionar sus fundamentos para comprender qué es lo esencial, qué es lo accesorio y, a partir de ahí, aplicar nuevos elementos que corrijan y aumenten el trabajo iniciado por los que exploraron territorio.

Eso es lo que hace Mortal Shell, simple y llanamente. El título de Cold Symmetry ha sido ese alumno disciplinado y atento que durante largas horas se ha sentado a escuchar a su maestro, la saga Soulsbornekiro (no sé qué vamos a poner cuando salga Elden Ring, de verdad os lo digo), para empaparse de todo su conocimiento y lanzarse a recorrer el mundo añadiendo sus propias ideas.

Ideas que comparten ciertas hechuras con esa característica impronta que Miyazaki aporta a sus juegos pero que, sin embargo, poco tienen que ver con su sutileza y mucho con la contundencia de los porrazos que se reparten en su obra cumbre. Ya desde el principio se puede apreciar claramente que en aquellos lugares donde Demon’s Souls (o Dark Souls, tanto monta…) desplegaba cierta opacidad a la hora de presentar su narrativa, Mortal Shell es como mirarse en un espejo hecho de obsidiana, pues hasta para saber qué hacen los ítems del inventario tendremos que usarlos a ciegas por primera vez. Todo comienza con nuestro despertar en una suerte de nexo entre mundos donde nuestro personaje, una especie de renacido de aspecto indeterminado, grotesco y pálido, comienza a familiarizarse con sus habilidades a base de intercambios de mandobles con un ente que le persigue de forma inmisericorde. Es un tutorial áspero, seco y directo, donde aparecen las primeras pinceladas de una atmósfera opresiva y descorazonadora y un combate pesado y extremadamente contundente. Por supuesto, al final del mismo, tenemos al boss de rigor para el que no estaremos preparados en absoluto y que nos medirá el lomo con su acero por mucho que nos resistamos.

Leer más…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *