
Cuando la katana láser se queda sin batería, pulsamos el botón R y agitamos el mando arriba y abajo hasta que se recarga. Travis Touchdown, nuestro protagonista, hace el mismo gesto en la pantalla. Por si todavía no lo habíais pensado: el chiste es que parece que te estás masturbando.
No es, de ninguna manera, humor elevado; es zafio, es facilón y, si me apuras, un chiste un poco malo. Yo me he reído escribiendo esto, y probablemente muchos de vosotros también os hayáis reído leyéndolo. La idea de que no importa si algo es pedestre, manido o extraño si funciona está en el núcleo de todo el trabajo de Suda51 y Grasshopper Manufacture, pero quizás es particularmente aparente en este No More Heroes 3, la entrega que cierra – ¡más o menos! – las aventuras de Travis Touchdown en su búsqueda por ser el mejor asesino del universo, y de arreglar algún que otro trauma personal por el camino.
Por distintos motivos, puede ser complicado comenzar por No More Heroes 3 como introducción a la serie. La versión de Nintendo Switch de la primera entrega, que salió el año pasado, es seguramente una opción mucho mejor para quienes no hayáis experimentado la saga antes. Como mínimo, introducir a alguien ajeno a ésta a su trama es sencillo: Travis Touchdown es un otaku bastante pardillo que se gasta todos sus ahorros en comprar una katana láser por Internet, y decide participar en una competición oficial para convertirse en el mejor asesino que existe. Como premio obtendrá no sólo el dinero necesario para pagar sus deudas sino una cita con Sylvia, la misteriosa organizadora de las batallas. Para ello, tendrá que enfrentarse, uno a uno, a los diez asesinos más poderosos de la Organización de Asesinos Unidos, en una especie de torneo sádico que, por algún motivo, parece legalmente válido en su universo. Este propósito terminará por interseccionarse con una serie de historias personales y personajes que acabarán jugando un papel importante en la vida de Travis.