Quizás sean un poco los ojos de la nostalgia, pero mi cosa favorita de la saga River City Girls es la manera en la que, a pesar de ser un título totalmente diferente en estética y dinámicas, rezuma amor y cariño hacia sus orígenes: la saga Kunio-kun (River City en Occidente), originalmente desarrollada por Technos Japan y posteriormente adquirida por Arc System Works. Vemos pósters, chistes internos, pequeños sprites de los gráficos de NES o Game Boy insertados en los fondos; movimientos y enemigos reminiscentes, reinterpretados desde la óptica contemporánea. Es un punto medio perfecto entre volver a un lugar familiar y conocido, y la frescura de las ideas – ¡y los colores! – nuevos.
Esto era cierto para el primer River City Girls, desarrollado por WayForward y publicado originalmente en el año 2019, y se mantiene tanto o más cierto para su secuela, River City Girls 2, que vio la luz, tras algún que otro retraso, a finales de 2022. El juego retoma la historia tal y donde la dejó la primera entrega, pero sirve sin problemas como historia autoconclusivo. Las protagonistas, Misako y Kyoko, descansan jugando a videojuegos después de su aventura anterior cuando una nueva amenaza de la yakuza pone en peligro River City y se ven obligadas a levantar el culo del sofá para repartir tortas. Los meses de partidas largas y comida rápida les han pasado factura, eso sí, y se ven obligadas a practicar y reaprender sus movimientos desde cero. Una excusa narrativa leve, pero simpática, para reanudar el desbloqueo de combos y movimientos desde el principio.
Esta nueva saga River City Girls no es la primera vez que Misako y Kyoko, originalmente concebidas como novias de los protagonistas Kunio y Riki, respectivamente, aparecen como personajes jugables. Ya podíamos utilizarlas en Shin Nekketsu Kōha: Kunio-tachi no Banka, un título originalmente publicado sólo en Japón para Super Nintendo en el año 1994 y que fue localizado por primera vez y publicado fuera de las fronteras niponas el pasado febrero de 2022 bajo el título River City Girls: Zero. Al margen de esto, sí es la primera ocasión en la que los juegos en los que aparecen están diseñados específicamente para ellas, centrándose en su construcción de personajes y en la estética desenfadada y juvenil que quieren transmitir. Niveles muy urbanos, llenos de colores, pequeñas referencias e incluso memes, en los que los transeúntes y los enemigos visten ropa a la moda o hacen comentarios airados sobre las a veces enrevesadas situaciones en las que se ven metidas las chicas. Comida urbana y contemporánea, expresiones de Internet o chistes metareferenciales con el hecho de que los personajes están dentro de un videojuego están aquí a la orden del día; y aunque, la verdad, entendería que para alguien el juego fuese demasiado jovial, o que tirase demasiado a la comedia, cuando estamos en el humor adecuado tiene un tono muy agradable.