Para que un juego funcione es importante que tenga un núcleo jugable sólido. Que sus mecánicas básicas sean fácilmente iterables y que el jugador pueda entender qué le exige en cada momento. Idealmente, todo esto se transmitirá con facilidad y sencillez, pero no tiene por qué ser así; algunos juegos, por su temática o su ambientación, quieren ofuscar sus mecánicas para que el jugador tenga que devanarse los sesos para entender qué le está pidiendo, pero incluso en esos casos, el juego debe hacer posible entender que le está exigiendo al jugador en cada momento. De conseguir hacer esto, no estaremos hablando automáticamente de una obra maestra, pero al menos sí estaremos hablando de un juego que, como mínimo, es interesante de jugar.
Wo Long: Fallen Dynasty es un juego interesante de jugar. Partiendo de las lecciones aprendidas en Nioh, y con algo más que una ligera inspiración de algunos aspectos concretos de Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, el juego se presenta como el nuevo intento de la compañía por hacer un soulslike sin necesariamente plegarse a las lecciones de diseño de From Software.
Es innegable que el juego, por su genealogía, tiene una evidente influencia de los juegos de From Software. Dejando a un lado Sekiro, al cual se parece en la importancia que tiene el parry en el juego y nada más, de donde bebe más descaradamente es de Dark Souls. La importancia del sigilo, de las ejecuciones por la espalda y los parrys es absolutamente capital, llegando a un punto en el cual algunos bosses se antojan absolutamente imposibles sin tener en cuenta todos estos aspectos. Pero de nuevo, estos eran aspectos ya presentes en Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, solo que aquí refinados. Algo que nos debería hacer pensar en Wo Long: Fallen Dynasty, en términos de diseño, no como en una copia de lo que hace From Software, sino como en un seguir iterando de todo lo que llevan haciendo no ya desde Nioh, sino desde Ninja Gaiden. Un título al cual debe mucho este juego cuya dificultad, en menos ocasiones que en Nioh o en Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, se siente más arbitraria de lo que debería.