Es tu primer día en un trabajo nuevo y no eres capaz, prácticamente, ni de hablar. Todo el mundo te mira interesado e impasible al mismo tiempo, y te da la sensación de que cualquier pequeño error puede hacer tu estancia en esa oficina imposible. Así que cuando tus compañeros te piden un favor, un recado, dices que sí. ¿Qué vas a hacer? Solo eres un pequeño becario en medio de un universo capitalista y necesitas dinero para comer.
Si has estado en esta situación, tienes mucho en común con el protagonista de Say No! More, desarrollado por Studio Fizbin y publicado por Thunderful Games. Un pequeño videojuego que hace una recreación cómica y desenfadada de la típica experiencia millennial en un trabajo nuevo. En qué consiste el trabajo da un poco igual, porque lo que importa es que en nuestro primer día aprenderemos una lección importante: dejar que nos pasen por encima, ser siempre serviciales y aceptar todo lo que los demás quieran exigir de nosotros puede ser trágico para nuestra salud mental y nuestra autoestima. Y así, después de descubrir que su escritorio está en medio de un cuchitril, y de que su jefe le robe su fiambrera para el descanso de la hora de comer, nuestro protagonista encuentra una cinta de autoayuda que le enseña una lección muy importante: a veces, tenemos que saber decir que no.
Las mecánicas de Say No! More consisten exactamente en eso: en negarnos. Tan importante es la negativa dentro del juego que en el menú de personalización de nuestro personaje se nos ofrecerá la opción de cambiar la voz del protagonista para que diga «no» en el idioma que nosotros utilicemos. El resto del doblaje se mantiene en inglés, pero hay algo poderoso en escuchar al muñeco cabezón, casi cuadrado, dar sus negativas con contundencia, tal y como lo pensamos y lo hacemos nosotros. Pulsando un botón, diremos que no. A compañeros que quieren que hagamos su trabajo, a aquellos que nos piden un café aunque ellos estén más cerca de la cocina, a jefes que nos piden trabajar horas extra no pagadas o nos impiden sindicarnos. Decir «no» nos permitirá enfrentarnos a quienes nos oprimen y a quienes, alienados por la cultura corporativa, no saben hacer nada más que seguir esa estructura de trabajo que nosotros rechazamos.