Los despidos en Bungie habrían afectado a total de cien empleados, el ocho por ciento del total de la plantilla de la compañía norteamericana.
Según Bloomberg, los despidos confirmados el pasado lunes se habrían producido apenas un par de semanas después de que la dirección «advirtiera» a sus empleados que los ingresos de Destiny 2 estaban un 45% de las proyecciones previstas. Pete Parsons, el CEO de Bungie, habría destacado especialmente como preocupante la baja capacidad de retención del juego.
En esa misma reunión, según fuentes de Bloomberg, Parsons dijo a los empleados que la siguiente expansión de Destiny 2, The Final Shape, estaba obteniendo feedback de que estaba «bien» en vez de «genial». Esto provocó, entre otras cosas, que se decidiese retrasar su lanzamiento unos meses para mejorarla.
